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sábado, 3 de diciembre de 2011

Carlos Popper El autor que todo adivino, marxista y psicologo intenta ocultar al conocimiento popular.


La Ciencia: Conjeturas y refutaciones Karl Popper
Tesis: la verificabilidad de una teoría no es razón suficiente para garantizar su carácter científico.
El propósito de Popper es distinguir entre la ciencia y la pseudo-ciencia. La respuesta comúnmente aceptada para este problema es la del método inductivo, pero ésta no resulta satisfactoria para el autor. De todas formas, es consciente de que la ciencia puede equivocarse y de que muchas veces la pseudo-ciencia se topa con la verdad.
Pone la astrología como ejemplo de método empírico que no logra adecuarse a las normas científicas. No puede considerarse ciencia porque se basa en predicciones vagas que logran escapar de la refutación.
El caso de la teoría marxista de la historia es parecido. También cae en la práctica adivinatoria, pero en este caso, en vez de aceptar los hechos, los seguidores de Marx reformularon la teoría para poder escapar de la refutación. De esta forma, la teoría cobra un “sesgo convencionalista” que la hace irrefutable y, que por lo tanto, destruye su carácter científico.
Las teorías psicoanalistas de Adler y Freud se encuentran en una categoría diferente. Simplemente, no son testables, son irrefutables. Cualquier caso es analizable y cualquier resultado es verificable. Lo que confirman este tipo de verificaciones es que cualquier caso puede ser interpretado a la luz de una teoría.
En contraposición a las anteriores, Popper analiza la teoría gravitacional de Einstein. Lo que las diferencia es que las formulaciones del físico alemán podrían ser incompatibles con ciertos resultados posibles de la observación. Lo que hace científica a una teoría es su capacidad de ser refutada. Según Popper todo test genuino de una teoría es un intento por desmentirla.
Eso no quiere decir que las teorías de carácter metafísico carezcan de importancia o de “significado”. Lo que no puede aspirar es a estar respaldada por elementos de juicio empíricos, el sentido científico, si bien, en un sentido genético sí que puede ser resultado de la observación. Lo que busca Popper es establecer una línea divisoria entre los enunciados de las ciencias empíricas y los demás enunciados. Es lo que el autor denomina “el problema de la demarcación”.
En este sentido, Popper critica al primer Wittgenstein cuando afirma que las proposiciones que pertenecen a la ciencia son sólo las deducibles a partir de enunciados observacionales verdaderos. Wittgenstein busca también un criterio de demarcación, pero lo hace de manera demasiado estrecha, excluyendo de la ciencia prácticamente todo lo que es característico de ella.
Conclusión: el criterio para establecer el estatus científico de una teoría es su refutabilidad o su testabilidad.
Karl Popper:
Psicoanálisis, ciencia y pseudociencia
Karl Popper provee el indispensable punto de partida para comprender la diferencia entre ciencia y pseudociencia. Popper pasó sus años de formación en la Viena de principios del siglo veinte, donde la vida intelectual estaba dominada por ideologías basadas en la ciencia, como el marxismo y las escuelas psicoanalíticas de Freud y Adler. Éstas eran ampliamente aceptadas como ramas legítimas de la ciencia natural, y atraían un gran cortejo de seguidores de entre los intelectuales, porque parecían tener un poder tan enorme de explicación. La aceptación del marxismo o del psicoanálisis tenía, como observó Popper, el efecto de una conversión o revelación intelectual, que abría tus ojos a una nueva verdad oculta a los no todavía iniciados. 

Cuando eran así abiertos tus ojos veías ejemplos confirmadores en todas partes; el mundo estaba lleno de verificaciones de la teoría. Todo lo que sucedía siempre lo confirmaba. Así, su verdad se hacía manifiesta; y los incrédulos eran evidentemente personas que no querían ver la verdad manifiesta; que rehusaban verla, bien porque iba en contra de su interés de clase, o bien debido a sus represiones, que seguían «no analizadas» y que clamaban por ser tratadas. É Un marxista no podía abrir un diario sin encontrar en cada página una evidencia confirmadora de su interpretación de la historia; no sólo en las noticias, sino también en su presentación —que revelaba el prejuicio de clase del diario— y especialmente, claro, en lo que el diario no decía. El análisis freudiano destacaba que sus teorías quedaban constantemente verificadas por sus «observaciones clínicas».

Popper se dio cuenta de que una teoría que parece explicarlo todo en realidad no explica nada. Si los salarios disminuían era porque los capitalistas estaban explotando a los obreros, como Marx predecía que lo harían, y si los sueldos se elevaban era porque los capitalistas estaban intentando salvar un sistema podrido mediante unos sobornos, que era también lo que el marxismo predecía. Un psicoanalista podría explicar por qué un hombre cometería asesinato — o, con la misma facilidad, por qué el mismo hombre sacrificaría su propia vida para salvar la de otro. Pero según Popper, una teoría con una capacidad explicativa genuina hace predicciones arriesgadas, que excluyen la mayor parte de posibles resultados. El éxito en la predicción es impactante sólo hasta donde el fracaso sea una verdadera posibilidad.

Popper quedó impresionado por el contraste entre la metodología de Marx o Freud por una parte, y de Albert Einstein por la otra. Einstein expuso casi temerariamente su Teoría General de la Relatividad a la falsación prediciendo el resultado de un osado experimento. Si el resultado hubiese sido diferente del predicho, la teoría habría quedado desacreditada. En contraste, los freudianos buscaban sólo ejemplos confirmadores, y hacían su teoría tan flexible que todo contaba como confirmación. 

Marx sí hizo predicciones específicas —acerca de las inevitables crisis del capitalismo, por ejemplo— pero cuando los predichos acontecimientos no se materializaron, sus seguidores respondieron modificando la teoría, de modo que siguiese «explicando» todo lo que sucediese. Es la sistemática excusa marxista cuando en tal época y lugar el marxismo fracaso la razón jamás sera porque su teoría es un fracaso sino porque lo aplicado "no era el verdadero maxismo", porque "el verdadero marxismo" es el de ellos que "ahora si lo aplicaran correctamente". 

Popper emprendió responder no sólo a la cuestión específica de por qué el método científico de Einstein difería de la pseudociencia de Marx y de Freud, sino también a la cuestión más general de qué es ciencia y en qué difiere de la filosofía o de la religión. 

El modelo aceptado, descrito por vez primera por Francis Bacon, concebía la ciencia como un ejercicio de inducción. Se creía que los científicos formulaban teorías para explicar datos preexistentes, y que verificaban sus teorías acumulando evidencias adicionales confirmadoras. Pero los filósofos escépticos —especialmente David Hume— habían puesto en tela de juicio que una serie de observaciones objetivas pudiesen realmente establecer la validez de una ley general. 

Un suceso puede seguir a otro una y otra vez en nuestra experiencia inevitablemente limitada, pero siempre existe la posibilidad que adicionales observaciones revelaran excepciones de refuten la norma. 

No se trataba de una mera posibilidad teórica: los científicos se habían quedado aturdidos al ver el edificio aparentemente invulnerable de la física newtoniana cuando técnicas modernas hicieron posible hacer nuevas clases de observaciones.

La validez de la inducción como base para la ciencia no era sólo filosóficamente insegura, sino que era también inexacta, porque los científicos no trabajan como prescribe el modelo inductivo. En la práctica científica, la teoría normalmente precede al experimento o al proceso de recolección de datos, y no al revés. En palabras de Popper, «la observación es siempre selectiva. Necesita un objeto escogido, una tarea definida, un interés, un punto de vista, un problema». Carentes de teoría, los científicos no sabrían cómo diseñar experimentos, ni dónde buscar los datos importantes.

La inspirada contribución de Popper fue descartar el modelo inductivo y describir la ciencia como comenzando en una conjetura imaginativa o incluso mitológica acerca del mundo. La conjetura puede ser falsa en todo o en parte, pero da un punto de partida para la investigación cuando se enuncia con una claridad suficiente para poder ser sometida a crítica. El progreso no se consigue investigando el mundo en busca de ejemplos confirmadores, que siempre se pueden encontrar, sino buscando la evidencia falsadora que revela la necesidad de una nueva y mejor explicación.

Popper expresó el punto esencial en un maravilloso aforismo: «La perspectiva errónea de la ciencia se descubre por su avidez de ser verdadera.» En algunos casos, esta avidez proviene del orgullo del descubridor, que defiende una teoría con todos los artificios a su disposición porque está en juego su reputación profesional. Para los marxistas y freudianos, su avidez provenía de la sensación de seguridad que habían conseguido al poseer una teoría que parecía dar sentido al mundo. 

Las personas basan sus carreras y sus vidas personales en teorías así, y se sienten personalmente amenazadas cuando la teoría es atacada. El temor lleva a estas personas a aceptar acríticamente cualquier artificio que preserve a la teoría de la falsación.

Popper propuso el criterio de la falsación como ensayo para distinguir la ciencia de otras actividades intelectuales, entre las que incluyó la pseudociencia y la metafísica. Estos términos han causado alguna confusión, porque en lenguaje ordinario identificamos «ciencia» como el estudio de un tipo determinado de materia, como la física o la biología, en contraste con (digamos) la historia o la literatura. 

La lógica de Popper implica que la posición científica de una teoría depende menos de su campo de estudio que de la actitud de sus seguidores hacia la crítica. Un físico o un biólogo pueden ser dogmáticos o evasivos, mientras que un historiador o un crítico literario pueden expresar las implicaciones de una tesis de una manera tan llana que se invita la presentación de ejemplos refutadores. 

La metodología científica existe allá donde las teorías son sujetas a una prueba empírica rigurosa, y está ausente allí donde la práctica es proteger una teoría en lugar de someterla a ensayo. ...


Referencias
El ensayo de Popper, «Science: Conjetures and Refutations», de la colección Conjectures and Refutations (1963), es la fuente principal para este capítulo. El librito de Bryan Magee, Popper (1973), da un lúcido sumario de la filosofía de Popper para el gran público.

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