"Por qué no se vuelven a su país. Ustedes no tienen derecho a nada. Los vamos a cagar a tiros y nadie va a reclamar por ustedes". Ese grito oyó Viviana, una inmigrante paraguaya que participó el año pasado de la toma en el parque Indoamericano
Según denunció, un hombre musculoso de remera ajustada ingresó junto a otras personas al parque en plena disputa para amenazar a los ocupantes y exigirles que se fueran.
"Eran seis: cinco caminando, todos con armas, y uno que apareció con una topadora de construcción. Querían pasarnos por arriba", relató.
Como Viviana, numerosos referentes sociales denunciaron conflictos con el equipo de seguridad de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. En diálogo con lanacion.com, denunciaron el uso de armas de fuego para amedrentar, violencia física y discriminación por parte de este grupo de personas que respondía a Sergio Schoklender, ex apoderado de la entidad. Afirman que los usaba como "fuerza de choque" ante conflictos sociales, sindicales o políticos.
Estos choques fueron moneda corriente durante los días de toma en el Indoamericano, en diciembre del año pasado. "En el primer intento de desalojo la gente estaba desbandada. Salían corriendo y algunos terminaron dentro del obrador de Madres. Fue terrible. Ahí había unas 12 personas de seguridad de Schoklender apostadas. Algunos, con revólveres; desde las ventanas, los francotiradores, tenían escopetas. No eran tiros al aire. Todos disparaban a quemarropa contra la gente", dijo, algo exaltado, Nicolás Mayr.
Este militante del Movimiento Teresa Rodríguez agregó incertidumbre a ese tiroteo: "Cuando se hizo de día volvimos sobre el lugar y vimos casquillos de balas de plomo. Esa noche hubo varios baleados cerca del obrador. Sospechamos que el ataque vino de ese lado, porque la Federal y la Metropolitana estaban a 150 metros de la zona".
Sin embargo, en aquel momento Schoklender sostuvo que cientos de "narcotraficantes armados intentaron ocupar a los tiros el obrador". Enseguida replicaron los vecinos: los únicos armados eran los guardias de las Madres, dijeron.
Un referente territorial que conoce desde hace décadas el sur porteño ratificó la acusación: "Calculamos que, al menos, usaron diez escopetas. La Fundación tiene una seguridad armada que no tiene nada que ver con una organización social ligada a los derechos humanos. Eso se notó claramente en la toma del Indoamericano".
Los cruces en el parque no fueron una excepción. La Fundación mantiene una disputa permanente con algunos vecinos de la Villa 20 por un terreno para la construcción de viviendas.
"Son pesados. A mí me tocó de cerca. Vinieron nueve tipos a apretarme. Me amenazaron con armas de fuego. Y me dijeron: «Respondemos a un puntero. Somos gente de Madres y si seguís jodiendo, paraguayo de mierda, vas a ser boleta»", relató Diosnel Pérez, presidente de la junta electoral del barrio.
Luego del incidente, Pérez pidió una audiencia con Schoklender. Se acercó hasta el bar de la Fundación, sobre la calle Hipólito Yrigoyen. Café de por medio, fue recibido por el hombre que ahora es investigado por la Justicia. "Le dije que entendía las diferencias, pero que me parecía que esta gente se estaba pasando de la raya. Entonces él me respondió: «Ellos son nuestra seguridad». «Incluso pudieron matarme», insistí. «Te estoy diciendo que son nuestra seguridad», me repitió Schoklender. Me quería decir que si querían, incluso podían matarme".
Por tal motivo, Pérez denunció a este reconocido puntero de la zona sur en la Justicia. "Estas son las patotas que maneja la Fundación. Una fuerza de choque que tiene como objetivo amedrentar", lanzó.
En los últimos años, los enfrentamientos se extendieron tanto como el proyecto inmobiliario de la Fundación. La construcción de viviendas en Chaco generó un conflicto con el Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD). Emerenciano Sena, líder de la agrupación, denunció a Schoklender por estafa y amenaza. El ex apoderado de la Fundación también denunció al piquetero que comanda la acción de los trabajadores de las obras.
La cuerda se tensó en febrero de 2010. Sena sostiene que durante un confuso episodio en el lugar de la construcción un grupo de individuos cercanos a Schoklender los amenazó con armas de guerra. "Llegó Sergio con una patota de personas en camionetas 4x4 y se llevaron todo por delante", acusó el dirigente.
La violencia también invadió los conflictos sindicales. Durante un confuso episodio en el obrador Los Piletones, militantes de izquierda denunciaron el ataque de los guardias que respondían aSchoklender.
"Estábamos reclamando por el despido de compañeros que trabajaban en la construcción del obrador hasta que salió el jefe de seguridad de Schoklender y me pegó un ladrillazo en la cabeza", denunció Luciano Nardulli, dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
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