Todo un problema, ya que, como apoderado, no administraba nada, pero sí lo hacía el Consejo de Administración de la Fundación de las Madres, presidido por Hebe de Bonafini y varias madres de su absoluta confianza.
En realidad, Sergio habría tenido la prolijidad de hacerle firmar a Hebe toda la estafa que cometió con la adquisición de aviones, propiedades y autos lujosos, así como también la compra de 2 millones de dólares que estarían en una cuenta de su hija Alejandra.
Ya nadie puede asegurar a esta altura que la presidente de las Madres no sufra un procesamiento sin prisión preventiva. De ahí que su abogado, Eduardo Barcesat, intente responsabilizar a Julio de Vido, José López y Luis Bontempo, que preferían tratar con Sergio Schoklender.
Queda todavía su hermano Pablo, que asegura haber tenido un papel secundario en la fundación y que de ninguna manera quiere volver a la cárcel.
Así es que cabe esperar unas dos semanas más hasta que el juez Norberto Oyarbide llame a declaración indagatoria a los dos hermanos. Es muy probable que los aviones y los autos lujosos sean propiedad de Fernando Caparrós Gómez, personaje del cual se duda que quede al alcance de Oyarbide.
El citado cambiacheques está estrechamente ligado a la matriz de corrupción de toda la obra pública, es decir, no sólo a las viviendas populares sino también a puentes, caminos, obras hidroeléctricas, gasoductos y demás yerbas.
El Milagro que faltaba
Ahí es donde aparece Milagro Sala, la dirigente de Tupac Amaru, que se hizo ver en el Conrad de Punta del Este el verano pasado. A Schoklender y Sala les gusta veranear como si fueran top, pero con fondos públicos. La dirigente jujeña apuntó que por qué se meten con ella si todas las constructoras privadas roban, para agregar que “soy negra y coya pero no soy pelotuda”.
O sea, amenazó con hablar como lo hizo el parricida y ya sabemos qué pasa cuando al kirchnerismo lo aprietan sus ex socios corruptos. Entonces, más tarde que temprano, los hace zafar de la cárcel, como lo pueden probar Ricardo Jaime y Héctor Capaccioli.
Pero ninguno de estos casos tuvo la connotación pública de este escándalo. A esto se le sumaría pronto la comprobación de que los hermanos Noble Herrera no son hijos de desaparecidos.
Resultado demoledor para Estela de Carlotto, que ha puesto en estado deliberativo la relación del progresismo con el kirchnerismo. Por lo pronto, ayer en el día de la bandera en Rosario, CFK no llevó a Bonafini y Carlotto al acto, como era de práctica.
Por Guillermo Cherashny para el Informador Público
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