INFENIERIA ELECTORAL

LA INGENIERÍA ELECTORAL PARA EL 2011: ESCASEARÍAN LOS PARTIDOS NACIONALES POR LA PURGA DE LA REFORMA POLÍTICA

Duhalde, De Narváez y Solá se preparan para ir por afuera del PJ

Por Carlos Tórtora

Los partidos políticos nacionales a los que les faltan -según la nueva ley de reforma política- afiliados para mantener su personería política, ya recibieron las intimaciones de la Justicia Electoral. Tienen 90 días para cumplir los requisitos y, de no hacerlo, se les dictará la caducidad. Además, en el populoso nivel de los partidos de distrito, las intimaciones corren desde antes y puede caducar más de un tercio del total. Esto es, alrededor de 250. De este modo, el kirchnerismo está cerca de conseguir una gran modificación del mercado electoral: que empiecen a escasear los partidos. La cuenta es simple: para presentar una fórmula presidencial se requiere como mínimo un partido nacional y es posible que un tercio de los que hoy existen no lleguen a cubrir el exigente piso de afiliaciones que exige la ley. De ser así, sólo quedarán unos 20 partidos nacionales. Un número bajo para el juego que se viene. Partidos históricos como la Democracia Cristiana y la UCD están al borde de la extinción. A otros más nuevos, como Proyecto Sur, les cuesta conseguir los afiliados que les faltan. Por otra parte, el nuevo régimen de internas abiertas hace que las fórmulas presidenciales se definan en esa instancia, sin posibilidad de modificaciones. En otras palabras, que las alianzas deben cerrarse para la misma interna. Y para gravitar en una alianza nacional hay que llevar bajo el brazo, como mínimo, un partido nacional. En otras palabras, que la búsqueda de sellos -sobre todo nacionales- pasa a ser ahora una de las principales preocupaciones de los presidenciables, para poder sentarse en la mesa de los acuerdos con cartas para jugar. Sobre todo, a partir del hecho de que, con las exigencias actuales, hacer un partido nuevo es sumamente difícil.

La interna por los sellos

Este nuevo mapa electoral afecta en particular al peronismo disidente. Tanto Eduardo Duhalde como Felipe Solá y Francisco de Narváez ya habrían tomado conciencia de que, salvo que ocurra un cataclismo económico, Kirchner no soltará las riendas del PJ y seguirá especulando hasta el último minuto con ser el candidato. En consecuencia, pensar en una interna transparente gerenciada por una junta electoral manejada a control remoto desde Olivos es una utopía. El que intente competir por dentro del PJ está destinado a caminar por un campo minado y sin mayores posibilidades. Ir por afuera es, en definitiva, la única chance real. Pero con el corsé de la reforma política, para llegar hay que organizar una interna abierta propia donde vote el 1,5% del padrón nacional (más de 300.000). No es poca cosa. Los asesores en ingeniería electoral coinciden en que para semejante operación es necesaria una alianza con varios partidos nacionales, porque difícilmente uno solo tenga presencia en los 24 distritos del país. Rápido de reflejos, Duhalde se habría asegurado en principio el sello de Unión Popular, hoy en problemas para subsistir como partido Nacional. Felipe Solá, un entusiasta de la conformación del polo anti-k, anunció recientemente que está trabajando con PAIS, el partido que llevó a José Octavio Bordón como candidato a presidente en el 95. Francisco de Narváez -que difícilmente sea habilitado a presidente por la justicia- igual quiere ser un factor decisivo a nivel nacional. Por eso es que ya está a punto de tener una alianza propia con dos partidos nacionales. Uno es el Federal, que todavía tiene una interna entre los amigos del empresario y un sector prokirchnerista. El otro es un sello nuevo, el Celeste y Blanco, a punto de ser reconocido por la justicia electoral. También el Partido Autonomista de José Antonio Romero Feris y Acción por la Republica, de origen cavallista, están en conversaciones con sectores del Peronismo Federal. Los Rodríguez Saá, que una vez más amagan con jugar solos, están por su parte apurando la terminación de su nuevo muleto del PJ, llamado FREJULI. ¿Podrá este mosaico de sellos y ambiciones acomodarse en una alianza y una sola interna? Hoy parece bastante difícil. Pero si lo lograran, podrían vaciar de votos a la interna del PJ y dejar al kirchnerismo en una debilidad extrema para la elección general. Es que, en el nuevo sistema, el que movilice masivamente el voto en la interna puede ganar la general por el efecto arrastre que esto tendría.

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de Carlos Tortora por gentileza del Informador Público