Una de las principales razones por la cual a los seres humanos se los compara con un vehículo que consume mucho combustible es por nuestro cerebro.
Nuestra materia gris consume una gran cantidad de energía, lo que se traduce en que necesitamos mucha comida para satisfacer sus necesidades. Pero si es tan así, ¿cómo es que no adelgazamos al estar sentados trabajando frente a nuestros escritorios?
Diversos documentales sobre la evolución humana siempre tienen una sección dedicada a hablar del cerebro y su expansión. Se preocupan de mostrar las líneas de los cráneos y cómo se hicieron más grande. Justifican el crecimiento del cerebro a un propósito evolutivo, aunque entre documentales las explicaciones difieren.
En la antiguedad ser capaces de comer la caza permitía alimentar nuestros cerebros en expansión, luego; al hacernos sedentarios y aumentar nuestro consumo de calorías, fuimos capaces de alimentar a ese hambriento cerebro. Y así el virtuoso círculo de cerebros más grandes y mejores alimentos continúa.
Para tener una idea de las calorías que quema una persona con su cerebro, tengamos en cuenta que todo el procesos de caminar consume unas cuatro calorías por minuto.
El Kickboxing, la actividad favorita de los luchadores, quema una 10 calorías por minuto. El cerebro por sí sólo consume una décima parte de una caloría por minuto, porcentaje muy alto para un tejido en reposo.
Cuando se pone en marcha, sin embargo, su quema de calorías es realmente sorprendente. En ese momento llega a consumir una caloría y media por minuto. Para una sustancia viscosa que abarca el 2% del peso corporal de una persona, eso es impresionante.
Un equipo de científicos encontró la manera de medir cuándo y cuántas calorías quema un cerebro humano si se pone a pensar.
Las neuronas funcionan produciendo y liberando neurotransmisores, Con el fin de transmitir y producir esos transmisores, las neuronas usan un 25% o más de la glucosa total del cuerpo, y a continuación el 20% del oxígeno en la sangre.
Durante un escáner PET, se ve la tasa de absorción de glucosa en las diferentes partes del cerebro. Así se pudo observar que es el lóbulo frontal el qué se pone a funcionar cuando una persona piensa.
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