Una sorpresa se puede decir que recibieron los gobernadores y los millones de argentinos que miraron el acto de Santa Cruz. Allí el ex presidente Néstor Kirchner anunció que vuelve a radicarse en su tierra radicando su domicilio en Río Gallegos. En alguna medida está pasando lo que venimos anticipando desde hace varios meses.
Las encuestas que se dan a conocer son en su mayoría truchas, pagadas por el gobierno, que, para no convertirse en el denominado pato rengo, difunde que tiene 27% de intención de voto que puede llegar al 40% y que el segundo no llegaría al 30%, consagrándose entonces ganador el oficialismo en la primera vuelta. Pero la verdad sería otra: el Acuerdo Cívico y Social está mucho más cerca del 30% y el kirchnerismo está muy por debajo de esos números y con pocas chances de alcanzar el 40%.
La otra incógnita es quién encabezará la fórmula del Peronismo Federal o de la alianza entre éste y el PRO.
Ahora surgió la candidatura de Daniel Scioli a la presidencia como candidato superador del Frente para la Victoria y el Peronismo Federal. En esa circunstancia, Néstor Kirchner lucharía por la gobernación santacruceña y Cristina tal vez sería candidata a senadora por la provincia sureña.
Este cambio obedecería a que los Kirchner están buscando impunidad, por lo cual no les queda otro camino que intentar ganar la elección en esa provincia, donde en la última compulsa legislativa ganó el radical Eduardo Costa.
Kirchner tiene en claro que si se queda sin su provincia emergería de nuevo la causa de los fondos desaparecidos de las regalías petroleras, la venta de tierras del Calafate a precio vil y numerosas fechorías cometidas por los K y sus secuaces. Como vemos, estamos llegando al final de la década de los patagónicos, que intentan refugiarse en la última línea de resistencia.
El destino de los Kirchner y sus aliados sera, de no ganar, largas peregrinaciones por los tribunales de Comodoro Py.
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