ESTILO TERO

ESTILO "TERO"

Por Susana Merlo (*)

Dicen que la naturaleza es sabia. Que enseña. Que sólo hay que saber observar.
Por caso, son muchos los ejemplos de reacciones y actitudes similares entre hombres y animales, y no sólo con los más evolucionados como los monos, sino también con otros comparativamente menores.

Y ahí, entre las aves, aparece el simple tero. Un plumífero común, que la mayoría conoce pero que, tal vez, sea hoy el modelo más logrado del comportamiento presidencial: gritar por un lado, y poner los huevos en otro.

Es que la pequeña avecita, para asegurar a su descendencia, cuando siente que se acerca algún peligro al lugar donde está empollando, inmediatamente vuela alejándose lo más posible, y comienza a piar desaforadamente. Así, concita la atención del “invasor”, y aleja el peligro de su nido.

¿Hay acaso una forma más parecida a lo que sucedió con el “yuyo”?. ¿O la soja no fue “denostada” por el Gobierno casi desde el comienzo de su gestión, mientras que era el principal rubro de ingreso de divisas y aportes fiscales?.

Naturalmente, y a pesar de las aparentes críticas y cuestionamientos oficiales, la situación se consolidó a lo largo de los últimos años, al punto de haberse “corrido” más de 6 millones de hectáreas de ganadería hacia zonas menos atractivas en el norte (una de las causas de los actuales precios de la carne) para poder “hacer soja”, y desplazado otros cultivos como el girasol, que no pueden competir con la oleaginosa debido a las políticas oficiales. Es que a pesar de las retenciones, la oleaginosa “es segura”. El gobierno no se mete con su mercado, no restringe las exportaciones, no interviene alterando las operaciones entre privados…Comparativamente, está mejor que la carne, la leche, el trigo…que, además, también tienen retenciones.

Pero los ejemplos de “teros” abundan. Desde 2003 los funcionarios hablaron de un Plan Ganadero aunque, desde entonces, lo único que se hizo fue desalentar la actividad y ponerle trabas. El resultado: los argentinos hoy comen casi 20 kilos menos de carne por año, se perdieron más de 10 millones de cabezas, y el precio de la hacienda es récord mundial.

¿Y el trigo?. Idem, y se llegó a la menor cosecha en décadas y hasta a poner en juego, estos días, el abastecimiento interno por falta de producción, y eso después de haber perdido el abastecimiento de uno de los mejores destinos, y principal socio del MERCOSUR, como Brasil que debió salir a comprar trigo en Rumania, Rusia, Canadá y hasta en Estados Unidos.

Pero si “la mesa de los argentinos” es un más que clásico “tero”, no lo es menos la “defensa de los más chicos”. En el campo, especialmente en el último quinquenio, desaparecieron crecientes cantidades de productores (7.000 tambos, casi 13.000 establecimientos ganaderos, etc.), todos pymes, mientras se producía una de las mayores concentraciones que se tenga memoria. Es que en este esquema, los únicos que pueden aguantar, por escala, son los más grandes y, así, proliferaron los (también cuestionados por el Gobierno) poderosos “pools” de siembra.

Tampoco se escuchó decir alguna vez, a los más altos funcionarios, que se estaba en contra de las exportaciones. Todo lo contrario. Sin embargo, se hizo todo para que las ventas al exterior se achicaran y, si ese objetivo no se logró plenamente, fue por la extraordinaria reacción alcista de los precios internacionales que compensó, con creces, las caídas de volumen de muchos rubros, y la desaparición de otros del comercio internacional.

Ya se mencionó el trigo que llegó a tener más de 60 mercados de destino y ahora casi ni alcanza para el consumo interno. Con la carne se disminuyó casi 70% en volumen con el agravante, imperdonable, de incumplirse por 3 años consecutivos, con la codiciada Cuota Hilton de cortes de gran calidad –y precio- para la Unión Europea.

También se dejaron de exportar lácteos, frutas, y hasta el principal rubro de ingresos fiscales y de divisas, como el aceite de soja, recibió un duro golpe con la suspensión de compras que impuso China a principios de año, como respuesta a las restricciones impuestas por Argentina al ingreso de juguetes y textiles de ese origen.

Además, si alguien quisiera crecer, producir más, y aumentar sus ventas, tampoco le dan la energía para hacerlo.

Cuando el sector agropecuario comenzó nuevamente su reclamo, tras el conflicto por la Resolución 125, el Gobierno optó por “gritar lejos”, y distrajo con la inesperada irrupción del Ministerio de Agricultura que, no solucionaba ningún problema pero servía para que se mirara para otro lado.

Igual sucedió a fines de agosto pasado cuando se vencían las estratégicas facultades delegadas, cuyas consecuencias recién comienzan a percibirse.

En todos los casos, cuando se plantea algo importante, trascendente, o incómodo, inmediatamente aparece desde el sector oficial, “un tero” para despistar o desviar la atención hacia otros temas…

En mayo se anunció el PEA (Plan Estratégico Agroalimentario), que volvió a lanzarse hace semanas atrás, pero no se cambió nada de todo el resto que llevó a las situaciones descriptas…

¿Qué más habrá que esperar ahora?

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de la Ingeniera Agrónoma Susana Merlo por gentileza de su autora y Campo 2.0.