COGOBIERNO

Octubre de 2010: El cogobierno ya ha comenzado


El ocaso de los Kirchner puede ejemplificarse en el cogobierno: la gestión del poder ya no es absoluta. Y es extraordinaria la coincidencia de los analistas políticos dominicales.
En diarios diferentes, territorios alejados unos de otros, sin siquiera diálogo entre ellos, coinciden Mauricio Maronna, de La Capital (Rosario, Santa Fe); Carlos Salvador La Rosa, de Los Andes (ciudad de Mendoza); Eugenio Paillet, de La Nueva Provincia (Bahía Blanca, Buenos Aires); y Carlos Abrehu, de La Gaceta (San Miguel de Tucumán).

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El ascenso de Hugo Moyano es directamente proporcional a la libertad de movimientos que decidió Daniel Scioli. En otros tiempos eso no ocurría en el universo de los Kirchner. Son demostraciones evidentes que el ocaso ha llegado. Resulta notable cómo coinciden en eso los columnistas dominicales.

Algo más: muchos hombres de negocios insisten en que la política no influye en la bonanza de la economía. Para ellos, Urgente24 tiene una pregunta: ¿están seguros ellos que la cotización de los bonos argentinos saldrá de la próxima reunión del G-20 en Seúl, Corea del Sur, igual que como ingresaron?

Ya ampliaremos en su momento. Mientras tanto:

Mauricio Maronna en el diario La Capital, de Rosario, Santa Fe:

"Julio Cobos y Hugo Moyano dejaron en evidencia, casi sobre el fin de la semana, el cuadro de debilidad que asoma en el gobierno nacional de cara al 2011.
   
La Casa Rosada y sus espadas en el Senado de la Nación debieron resignarse a la derrota por el 82 por ciento móvil para los jubilados, mensurando cuál era la resolución menos traumática en términos electorales, y optaron por el factor Cobos, en una estrategia que aún hoy sigue en los pasillos del Palacio Legislativo.
   
El oficialismo podría haber utilizado otras tácticas a la hora de la votación en la Cámara alta para evitar regalarle nuevamente el centro de la marquesina al vicepresidente de la Nación, pero prefirió esta vez aupar al mendocino para tener una salida dialéctica en el día después.
   
(...) El kirchnerismo se vio obligado por una vez a inmolarse en la cruz de la responsabilidad fiscal y el arqueo de la caja para justificar el rechazo al aumento de las jubilaciones, en una sonora variación de 180 grados respecto al habitual discurso cargado de voluntarismo y espolvoreado con gránulas progresistas.
   
Néstor Kirchner, desde Olivos, bajó la orden de darle, otra vez, la pelota a Cobos en el punto del penal. Más que el subibaja de la interna radical, influyó en la decisión la necesidad de licuar a la oposición a la hora de los festejos, precisamente por tratarse de una cuestión sensible a la inmensa mayoría de los argentinos. En Cobos, tuvo y tiene el oficialismo la posibilidad de direccionar los ribetes de furia, encabezados esta vez por la propia presidenta de la Nación, Cristina Fernández, y no por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien ya no logra sorprender a nadie con su furiosa pirotecnia verbal.
   
Pero, la opción Cobos, apenas logra disimular por 30 segundos la preocupación que comienza a sentirse en la intimidad de la Quinta de Olivos. El panorama legislativo, que hace mucho muestra un plano inclinado para el oficialismo en Diputados, podría trasladarse al Senado, donde algunos legisladores abonados a las políticas dictadas desde Balcarce 50 necesitan imperiosamente remontar la cuesta en sus provincias. El tiempo dirá si esa foto se transmite en película.
   
Lo que más dibujó la debilidad del gobierno sucedió el viernes en el multitudinario acto que el jefe de la CGT, Hugo Moyano, encabezó en el estadio de River Plate. Néstor y Cristina saben mejor que nadie de las cualidades espantavotos de clase media del líder camionero. Justo la franja con la que necesitan congraciarse para alcanzar el dorado número del 40% que les permita evitar el ballottage.
   
Sin embargo, ambos hicieron acto de presencia y debieron escuchar la amplísima factura a pagar que les elevó Moyano, quien tampoco se privó de ponerle fecha al cobro. Prometió llenar la avenida 9 de Julio de trabajadores, el 1º de mayo, en respaldo a quien le prometa avalar sus peticiones.
   
El hoy barbado sindicalista dejó en claro que su capacidad de movilización (imposible de alcanzar por cualquier otra referencia política o sindical) se activará de acuerdo a la respuesta que tengan sus pedidos para integrar las listas con dirigentes gremiales.
   
Sabe que su situación no es la mejor en un par de causas judiciales, y tomó también debida nota de los rumores que indican que la Casa Rosada no vería con malos ojos un procesamiento que le vuelva a tender un puente con los sectores moderados. En ese contexto se entienden mejor las recurrentes apelaciones a la “lealtad” y la “traición”. Dos adjetivos que también hicieron impacto en el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien en el palco sólo parecía contar los minutos que restaban para el final del encuentro moyanista. (...)".


Carlos Salvador La Rosa en Los Andres, de la ciudad de Mendoza:

"Algo nuevo está ocurriendo en el kirchnerismo por estos días: la pareja presidencial está compartiendo el poder que hasta ahora sólo toleró súbditos. Antes sólo les bastaba con manejar los dineros públicos, concentrados casi enteramente en ellos dos, para lograr todo lo que querían. Pero ahora, a los “apoyos” pecuniarios deben agregarles hacer cosas que no harían si siguieran manteniendo el poder absoluto. Y si no veamos:

1) Ya no les alcanza con cederle aumentos salariales, obras sociales, monopolio gremial y yerbas similares a Hugo Moyano. Tampoco les basta con mirar para otro lado cuando los hijitos herederos del líder camionero aprietan empresas para afanarles afiliados a otros sindicatos. No, ahora también deben concurrir como invitados a actos sindicales donde Moyano les advierte claramente que el dueño de la calle y de las movilizaciones organizadas que incluyan algo más que clientelismo tradicional o fanatismo ideológico, son de su exclusiva propiedad. Y que sólo compartirá su poder con el gobierno si el gobierno comparte su poder con él.

2) Ya no alcanza con retarlo como a un niño y en público a Daniel Scioli ni asustarlo con dineros que no llegan o llegan tarde, mal y nunca. Ahora Kirchner, para hacer un acto con asistencia de Scioli, debe aceptar cambiar su contenido hasta transformarlo en lo opuesto de aquello para lo que fue convocado. Así, una matonería donde llevó como títeres a los gobernadores hacia Santa Cruz para insultar y amenazar a la Corte Suprema de Justicia, devino un acto donde se alabó la independencia de esa misma Corte.

Y eso no es nada: además de permitirle a Scioli seguir hablando de consensos y otras palabras igual de pecaminosas en el universo K, también le toleran juntarse con Duhalde, asistir a IDEA, fotografiarse con Macri y un montón de injurias más. Es que el gobernador de Buenos Aires tiene más votos que la pareja presidencial sumada, siendo hoy la única esperanza electoral que aún mora en tierra K.

3) Ni siquiera les queda a los Kirchner el poder de la ideología con la que justifican todas las cosas que hacen, tengan o no tengan que ver con esa ideología. Hasta hace poco, alquilar una ideología ajena les resultaba costo cero, o casi. Pero ahora, luego de lo del chileno Apablaza todo cambió, porque retener en la Argentina al hombre solicitado por la justicia chilena implica admitir que la misma no funciona, por decir poco.

(...) En síntesis, por primera vez en la era K el poder oficial no es manejado sólo por la pareja presidencial. Ahora Moyano les está cobrando ser el dueño de la calle, Scioli de los votos y la señora Bonafini de la ideología. (...)".


Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca:

"(...) Scioli quiere mostrar, de a poco, gestos de autonomía, aunque sin romper lanzas. En ese derrotero para diferenciarse que ha iniciado, el gobernador entregó paladas de cal y arena. También fue de los primeros del oficialismo en apoyar el veto al 82 por ciento móvil que ejerció Cristina. Aunque no es para darle una medalla: Scioli, como otros gobernadores, saben que una ley como la que le arrancó la oposición al oficialismo en el Senado, tal como quedó redactada, es promesa de desfinanciamiento a corto plazo para las arcas provinciales, que serían de las primeras en pagar los platos rotos, si los Kirchner intentan victimizarse para no asumir costos políticos que claramente los alejan del favor de millones de jubilados que hoy sobreviven con 1.040 pesos al mes.

El problema para Kirchner, si efectivamente resuelve entregar la candidatura en manos de Scioli, es que el gobernador tiene otros planes para apuntalar esa postulación, que aparecen con sólo releer las últimas declaraciones y repasar su perfil de pacifista nato. En aquel coloquio, por caso, en un gesto que puso furioso al santacruceño cuando le fueron con el chimento, se sentó a la misma mesa con Eduardo Duhalde (con quien, en los últimos tiempos, dialoga más veces de las que se enteran en Olivos y la Casa Rosada) y Cristiano Ratazzi, tal vez uno de los empresarios más críticos de las supuestas bonanzas de la economía que salen a vender a diario los Kirchner y sus bufones.

Scioli, se descuenta, aspira a ser candidato presidencial del peronismo, y no sólo un títere de la Casa Rosada. En el peronismo disidente, ha habido señales en esa dirección: Scioli podría ser el candidato que contenga a ese espacio, pero también a buena parte del kirchnerismo crítico y a aquellos que todavía permanecen en las filas oficiales, pero que no se animan a pegar el salto o, simplemente, esperan una mejor oportunidad. El gobernador dejó correr mansamente comentarios y rumores sobre sus presuntos acercamientos con Mauricio Macri, aquel mismo encuentro con Duhalde a la luz del día, y hasta elucubraciones de última hora sobre las buenas ondas que le habría enviado Carlos Alberto Reutemann, desde Santa Fe.

Conociéndolo a Kirchner, no sería descabellado suponer que aquella maduración de lo inexorable que supondría, a estas horas, ceder la candidatura a Scioli se transforme en odios y rencores, cuando advierta que una alta traición, que dejaría a la altura de un poroto la que el kirchnerismo endilga a Julio Cobos, puede estar germinando en todos aquellos movimientos. El que más acercó la pelota a ese sector de la cancha fue Francisco De Narváez, quien dijo que, si el mandatario provincial (y su principal rival político) se aleja sin dobleces del espacio de los Kirchner, no tendría problemas en sentarse a conversar sobre el futuro.

La debilidad política del ex presidente quedó puesta de manifiesto también durante la impresionante movilización que realizó el viernes Hugo Moyano, en el estadio Monumental. El líder sindical paró a su lado al matrimonio y le mostró lo que quería: cerca de 70 mil afiliados de los gremios más fuertes coreando su nombre. Y hasta, desde el sector reservado para el gremio de los camioneros, reclamando la candidatura presidencial de Moyano para 2011. Los Kirchner deben haber sentido la incomodidad: en los últimos tiempos, tanto él como ella han asistido a actos en lugares cerrados, donde la concurrencia no supera, en algunos casos, el millar de personas, y es mucho decir. "Y eso que Hugo no regalaba nada; apenas la plata para la vianda", se solazó un dirigente sindical de los "gordos" que analizaba la demostración y desgranaba las señales políticas que dejó.

La impresión de ese y otros dirigentes gremiales, y de simples observadores, es que los tantos se han trastrocado: pareciera que el poder real ha pasado a manos de Moyano. Y que ahora son los Kirchner los que necesitan, más que nunca, mantener al cacique a su lado. "Está demostrado que el poder lo tiene Hugo, no ellos", insiste en meter el dedo en la llaga aquel confidente.

Repasemos: Con buenos modales, a fin de cuentas, Moyano reclamó el viernes que le abran las listas de candidatos; no descartó que un sindicalista (¿él mismo?) se siente en la Casa Rosada en no mucho tiempo más; pidió mejorar la vida de los jubilados, en lo que pareció una crítica velada al veto de Cristina; que le apuren el proyecto de ley para repartir ganancias empresariales entre trabajadores, con el que los Kirchner no quieren saber nada, por lo menos, hasta el año que viene; y hasta reclamó más jueces y legisladores que respondan a los intereses de la Confederación General del Trabajo. Casi nada. Kirchner miró el acto como lo que es: un hombre que ya no maneja las riendas absolutas del poder.

(...) En privado, dirigentes como Omar Viviani y José Pedraza sostienen que la idea de máxima que anida en la central obrera y en los escritorios de Moyano es que, en 2011, los sindicalistas tienen que ganar fuertes espacios en los tres poderes. Y que para el siguiente turno electoral, siempre según aquel plan de máxima, uno de los suyos debería ser gobernador de Buenos Aires y otro ser candidato presidencial por el peronismo. Otro dirigente, que prefirió el anonimato, respondió con una ironía, cuando se le preguntó si ese candidato presidencial al que se refieren para dentro de cinco años es el propio Moyano: Dijo que el camionero ha empezado por dejarse una barba incipiente que lo asemeja (con mucha buena voluntad, habría que decirlo) al brasileño "Lula". (...)".


Carlos Abrehu en La Gaceta, de San Miguel de Tucumán:

"La política vive momentos de turbulencia. El escenario económico no preocupa a los hombres de negocio, pero la inflación golpea con dureza a los jubilados y a quienes perciben ingresos fijos. El armado electoral avanza con diferentes ritmos en las distintas fuerzas partidarias.

Como la política que se construye desde el Estado, influye sobre la existencia y la hacienda de los ciudadanos de diferentes niveles sociales, la mirada se focaliza en todo lo que hace el Gobierno, tanto en la esfera federal como en la provincia.

Del desastre económico de 2001, nadie se acuerda, excepto el kirchnerismo que lo usa monotemáticamente para justificar todo, aun para lo más injustificable. El reciente veto presidencial al 82% móvil para jubilados y pensionados se inscribe en este último concepto. La tan meneada redistribución del ingreso quedó por el suelo, tras la decisión de la presidenta Cristina Fernández.

Roberto Lavagna, el ex ministro de Economía, que piloteó la salida del descalabro de 2001, le retrucó al Gobierno y planteó que sí es posible pagar ese porcentaje, si se reordenan los gastos estatales y se vuelve a privatizar Aerolíneas Argentinas, empresa ultradeficitaria en manos del Gobierno. Lavagna detectó un fenomenal desorden en los números del Gobierno desde hace dos años. El contraste entre los palabras y los hechos es notorio.

Habilitar partidas para financiar la movilidad jubilatoria es una tarea que signará el debate por la Ley de Presupuesto 2011 en el Congreso. Ese será, entonces, el momento de la previsión del dinero para mejorar la calidad de vida de los jubilados, y el de la revisión del destino de los recursos.

El miércoles, en el Senado, los oficialistas Sergio Mansilla y Beatriz Rojkés sólo abrieron la boca para votar por la negativa. mientras que el radical José Cano apostó por el sí al 82% y fundó su voto.

Voy a dar un ejemplo: hay $ 13.000 millones de la Anses depositados en plazos fijos, con una tasa anual del 9% en los bancos Macro y Galicia. Después esos bancos privados les prestan a los jubilados con una tasa del 33% o del 35% anual. Así que la plata está. Así argumentó el senador opositor, durante el debate celebrado el miércoles anterior, sobre cuyo emergió otra vez el protagonismo del vicepresidente Julio César Cleto Cobos. Con el voto del desempate se instaló con nitidez en el damero político.

(...) La buena cara que muestra la economía no tapa otros problemas. La baja calidad de la política es una asignatura que se arrastra desde el emblemático 2001. El kirchnerismo no saldó ese déficit, por lo que la desconfianza en el funcionamiento de las instituciones contrasta poderosamente con la marcha de los negocios. (...)".