PISTOLITA O EL MUNDO

Río Negro - 17-May-10 - Opinión

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Editorial
Moreno o el mundo

Los políticos opositores, periodistas críticos y economistas ortodoxos locales no han sido los únicos blancos de la extraordinaria agresividad de Néstor Kirchner y su esposa, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. También han sido víctimas de embestidas verbales sorprendentes o medidas destinadas a perjudicarlos muchos países extranjeros, entre ellos, Estados Unidos, el Reino Unido, España, Rusia, Uruguay y Chile. Por lo demás, últimamente la pareja santacruceña se las ha arreglado para exasperar a los gobiernos de China, Brasil y los integrantes de la Unión Europea, o sea, de nuestros socios comerciales más significantes. El conflicto con China empezó cuando se tomaron medidas supuestamente antidumping para proteger a los fabricantes nacionales de bienes electrónicos, mientras que Brasil y la Unión Europea se sienten agredidos por la decisión del todopoderoso secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, de obstaculizar la importación de alimentos y bebidas. Según los voceros gubernamentales, no pasa nada ya que no hay ninguna norma escrita que impida la entrada de los productos afectados, pero sucede que tales afirmaciones no sirven para convencer a los brasileños y europeos que están más interesados en lo que efectivamente está ocurriendo que en las palabras oficiales. Los primeros amenazan con tomar represalias a menos que nuestro gobierno permita la entrada de camiones llenos de latas de maíz en conserva y otros productos que no han podido cruzar la frontera. Por su parte, el jueves pasado 18 embajadores europeos llevaron al Congreso sus quejas por las trabas no escritas y advirtieron que estarían dispuestos a tomar "medidas de reciprocidad", es decir, bloquear las exportaciones argentinas al Viejo Continente. Como confesó el titular de la Comisión de Relaciones Exteriores, Alfredo Atanasof, "posiblemente el más perjudicado será Argentina". No se equivocaba, ya que los europeos están entre los principales compradores de nuestras exportaciones alimenticias.

El personaje responsable de la situación nada agradable que se ha creado es, cuándo no, Moreno. Acostumbrado como está a intimidar a los empresarios nacionales, parece convencido de que le es dado aplicar el mismo método truculento en el escenario internacional sin que nadie se anime a protestar, pero sucede que los chinos, brasileños y europeos saben muy bien que las medidas proteccionistas informales suelen ser tan eficaces como las explícitas y no quieren perder el tiempo discutiendo si lo que el país está violando es sólo el espíritu, no la letra, de las normas de la Organización Mundial de Comercio, además de los compromisos adquiridos en el marco del G20, detalle éste que los diplomáticos europeos se encargaron de subrayar. Se trataba de una manera de informarle a Cristina que la Argentina podría verse expulsada de la prestigiosa agrupación así denominada, lo que no nos convendría en absoluto.

Parecería que a juicio de los Kirchner prescindir de los servicios de Moreno les supondría una derrota política intolerable, razón por la que se han negado a prestar atención a las protestas airadas de quienes lo han acusado de actuar como un auténtico gánster. Puede suponerse, pues, que seguirán apoyándolo en su enfrentamiento con los chinos, brasileños y europeos, pasando por alto los costos para el país de sus atropellos constantes y su desprecio por las normas.

Dichos costos podrían ser sustanciales. Además de las pérdidas que se producirían si nuestros "socios" optaran por mejorar sus propios balances comerciales con métodos parecidos a los empleados por Moreno, corremos el riesgo de aislarnos todavía más del resto del mundo justo cuando el gobierno está esforzándose por reconciliarnos con los acreedores con la esperanza de tener acceso a préstamos a tasas reducidas. Puede que en circunstancias "normales" otros países estuvieran dispuestos a soportar con paciencia las excentricidades del gobierno kirchnerista, pero ocurre que las actuales no son del todo "normales". Como no deja de recordarnos la conducta rayana en la histeria de los mercados financieros más importantes, la economía mundial está en crisis, de suerte que cualquier país que se mofe de las reglas podría ser víctima de represalias contundentes motivadas por el temor a que otros caigan en la tentación de intentar emularlo.