Cualquier parecido con la realidad argentina de los últimos dos años es mera coincidencia.
"El propagandista debe usar el desempleo para explicar la naturaleza de la crisis capitalista; el agitador debe mostrar la muerte de un desempleado.
El capitalismo refleja la falta de sensibilidad ante la contradicción entre el crecimiento de la riqueza y el incremento de la pobreza.
Debemos apoyar con las luchas callejeras demandas que no tienen ninguna posibilidad de resultados. La cosa principal es la propaganda y la agitación en todos los estratos sociales. Nuestra tarea es utilizar cualquier manifestación de descontento, no importa cuan pequeña sea.
La exposición económica es la declaración de guerra contra los propietarios de las empresas.
Nuestro negocio como publicistas (...) es profundizar y expandir la lucha y la agitación política.
Hay que estar en contra de la libertad de crítica. No se negocian los principios ni se hacen concesiones teóricas. Se debe usar la acción policial para darle a la lucha económica carácter político".
Lo que acaban de leer es una cita textual del libro ¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento, escrito por Vladimir Ilich Ulianov Lenin (1870-1924), para alcanzar la procurada revolución socialista. Esta obra fue publicada en marzo de 1902, quince años antes de la revolución soviética.
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