Declaración de la Sociedad Interamericana de Prensa

Advertencia
La declaración de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) no ha de revelar nada nuevo a los periodistas argentinos y a los sectores vinculados con ellos, pero merece ser meditada hondamente.

Dice así: en la Argentina "se registra un grave atentado a la libertad de prensa cuando desde la Presidencia de la República algunos funcionarios presionan a través de llamadas telefónicas a medios de comunicación y periodistas que critican al gobierno".
Tal es la realidad de la que se habla por todas partes, salvo en la Casa Rosada. Este diario no ha recibido ninguno de esos telefonazos, seguramente por descontar sus autores que de inmediato lo publicaría y comentaría debidamente. Pero ha tenido abundantes, aunque informales, noticias de su existencia.
No es una práctica demasiado original. Otros gobiernos del mismo origen han recurrido a menudo a ella, pues rinde frutos inmediatos bien que a la larga coseche sobre todo desprestigio y desprecio.
Tal es el caso comprobado en la provincia de Santa Cruz, donde se han tomado todos los recaudos para que ninguna noticia ni rumor desfavorable a las autoridades locales o nacionales aparezca en los medios de comunicación. De ahí, de la ignorancia fomentada sobre errores y horrores, provienen los repetidos éxitos electorales. Salvo en la capital de la provincia, donde Néstor Kirchner, por ser allí mejor y más de cerca conocido, últimamente no registra sino derrotas.
El mismo destino lo acecha en el orden nacional, si persiste en ésas u otras formas de intimidación del tipo que también denuncia la SIP en los siguientes términos: "...el presidente argentino, Néstor Kirchner, llamó por teléfono a un periodista justo antes de que éste iniciara sus comentarios por televisión. El presidente advirtió al comunicador que estaría viendo su programa".