"OTROSÍ" NRO.7 - Noviembre de 1998
"EL MUNDO QUE SE ESTÁ LEVANTANDO ANTE NOSOTROS"
Es mucho lo que ha sufrido el país como consecuencia de la guerra subversiva; ahora se nos quiere hacer creer que en realidad ha sufrido en razón de la guerra antisubversiva. Dedicamos los números anteriores -y lo mismo haremos en los siguientes- a demostrar que primero fue la Subversión y después y como una reacción condigna se produjo la Represión que básicamente constituyó una Guerra Justa. Este es el punto principal y primero a considerar y sin su aceptación los contendientes de ayer continuarán siendo los enemigos de mañana y, en definitiva, la sociedad argentina prolongará sin término -por lo menos hasta que desaparezca el último de los protagonistas- su actual estado de desconcierto en el que la sumió una bien planificada campaña mediática nacional e internacional.
Esta feroz trampa dialéctica amenaza con desembocar en una nueva república que ya se va diseñando, centrada en el relativismo moral y en la adopción de un humanismo de claro cuño izquierdista: se absolutiza la democracia como un fin en sí misma y, por lo tanto, sin necesidad de legitimarse constantemente (como debe ocurrir en los otros regímenes políticos), se barren las nociones de bien y de mal de manera que la ética ya no puede "discriminar" entre lo admisible y lo inadmisible, entre lo sublime y lo aberrante; el decálogo en el que desde siempre fuimos formados es sustituido por las versiones más confusas y equívocas del maleable código de los derechos humanos (como si hasta su llegada no hubiera habido un derecho para los hombres); la justicia se pone al servicio de la ideología; al mismo tiempo y sin que se lo advierta, se va levantando el más intransigente sistema de dogmas que no admite el mínimo desconocimiento y un formidable aparato inquisitorial se pone en marcha atravesando las fronteras, las soberanías y la voluntad de los estados nacionales.-
Parece que se está ante una maquinaria implacable que crea un nuevo orden al tiempo que destruye el anterior sin piedad ni remordimiento; es decir que dibuja un hombre distinto, sometido a leyes e instituciones diferentes.
Todo bajo la apariencia de un consentimiento general al mejor estilo democrático. En realidad nunca los individuos estuvieron tan lejos del poder de decisión que cada vez más y en la misma medida en que mejor se oculta, se centraliza en muy pocas y desconocidas manos. Esta situación -de la que muy lentamente tomamos concieencia- afecta nuestra vida diaria y nuestras libertades concretas. Consumimos lo que nos imponen, pensamos según se nos sugiere, enjuiciamos y valoramos bajo la presión de un discurso único que no tolera discrepancias, actuamos según modelos que nos son transmitidos desde usinas de publicidad.-
Ha triunfado la izquierda; pero no cualquiera -aquélla más o menos reformista y chillona pero que no dejaba de ser simpática, de consumo apto para paladares burgueses- sino la misma que fue derrotada por las armas y que hoy vuelve bajo las formas de un amoralismo radicalizado y, sorpresivamente, por el camino de una globalización judicial: por todos lados aparecen audaces jueces dispuestos a cobrarse el precio de aquella derrota y atribuyéndose una autoridad que no tienen -y que saben que no tienen- para perseguir a sus vencedores que son, precisamente, los defensores del viejo orden que odian.-
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