FRAUDES

La Nueva Provincia - 17-Abr-10 - Opinión

http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/17/04/2010/a4h124.html

EDITORIAL
Fraudes

Cuando aceptaron formar parte de la comitiva cuyo vuelo de traslado iba, final y desgraciadamente, a costarles la vida, esas 200 personalidades de la gran cultura polaca, con su presidente a la cabeza, se proponían homenajear a los mártires de una de las tragedias más abominables de la Segunda Guerra Mundial, trágica ella de por sí: el exterminio a mansalva, en las desoladas brumas del bosque de Katyn y en una sola noche, de la flor y nata intelectual, artística, política y científica de ese país.

Durante fatídicas cuatro o cinco horas, 25 mil talentos polacos fueron masacrados por las tropas soviéticas de ocupación. Se trata de una de las premeditaciones más alevosas y siniestras de que se guarde memoria, pues descabezó de sus líderes naturales, en forma adrede, a todo un pueblo. Pero allí no acabó el oprobio. Con apoyo y cobertura de los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Soviética, así como con la obediencia cómplice de académicos, periodistas, militares y políticos de ambos bloques en presunta guerra fría, se le hizo creer a la opinión pública occidental que el genocidio había sido perpetrado por los nazis, criminales por derecho propio en otros casos pero no en éste.

Ello convenía a ambos bandos por igual, y fue la versión oficial y sacrosanta durante más de tres décadas. De tales retaceos informativos los argentinos sabemos algo. Sólo que todavía no hemos podido, a diferencia de las mentiras sobre Katyn, sacudirnos de las mentiras sobre la Guerra Sucia. La versión oficial sigue repitiendo en letanía que desaparecieron aquí treinta mil personas a manos del terrorismo estatal, aunque la mismísima CONADEP contradiga esa cifra. La mentira, cuando está organizada, no tiene patas cortas.