EL PRESO VIROLO

La Nueva Provincia - 08-Nov-09 - El país

A Kirchner lo obsesionan el control
de la calle y la libertad de los medios

por Hugo Grimaldi / DyN

Néstor Kirchner no escarmienta y sigue escupiendo para arriba. Esa es la debilidad de su presunta fortaleza: invariablemente queda al borde de la extorsión.

Su afán por reconstituirse políticamente lo lleva a pergeñar alianzas que, a la larga, podrían volvérseles en contra. Ya le pasó más de una vez. Le sucedió quedar como rehén de muchas organizaciones piqueteras, con las que intentó copar la calle al sindicalismo tradicional para evitar que lo acosaran, grupos que fueron consentidos desde el inicio de su gobierno con la excusa de la no criminalización de la protesta.

Ahora, cuando se cruza de vereda, Kirchner deja a los más contestatarios a la intemperie, aun a riesgo de estar comprándose otro problema mayor con sus nuevos socios.

La obsesión del ex presidente por controlar la capacidad de movilización de las organizaciones que se mueven en la calle se emparenta con la idea fija que tienen él y su esposa por editar la realidad a su antojo y por enojarse con la prensa que no se les inclina.

En medio de un ambiente que se enrarece cada vez más, Kirchner está dando cada vez mayor poder al jefe de la CGT, Hugo Moyano, en quien parece confiar más que en ningún otro para disciplinar la calle o para condicionar a la prensa desde un artilugio gremial (el encuadramiento de los choferes de las distribuidoras de diarios y revistas).

No parece casualidad que, por estos días, los camioneros hayan activado la búsqueda de afiliaciones del personal que trabaja en las cooperativas de distribución, con la zanahoria más que atendible de un salto sustancioso en los sueldos del personal (casi cuatro veces).

Para lograr que los dueños de los recorridos cambien de opinión en cuanto adónde debían reportar, no tuvieron mejor idea que encerrar a algunos de ellos en el sindicato durante horas para ablandarlos e impedir la circulación de los diarios y las revistas, situación que se repitió jueves y viernes por la noche, aunque focalizados en tres medios. ( "Clarín", "La Nación" y Noticias).

Pese a las razones esgrimidas y dados los antecedentes de Moyano y su acercamiento tan carnal al kirchnerismo, parece claro que la acción de caparazón gremial tiene que ver con la ofensiva gubernamental contra la prensa.

De un modo algo más conspirativo, hay quienes creen ver en la acción del gremio de camioneros contra las distribuidoras de publicaciones una especie de provocación para deslucir la cumbre de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que, durante este fin de semana, sesiona en Buenos Aires, con la presencia de quinientos editores de medios gráficos de todo el continente.

La ley de medios audiovisuales fue un hito del resurgimiento "K", pero también una prueba de la voluntad de avanzar hacia un férreo esquema de control de la radio y de la televisión. Será tema esencial del cónclave.

En las reuniones, se analizarán todas las disposiciones que implican medidas de censura sobre la labor periodística y la injerencia del poder político en los contenidos editoriales. Se prestará especial atención al caso argentino.

El gobierno, mientras tanto, ya pagó el peaje por la nueva situación de entente kirchnerista-sindical y nombró al apoderado del gremio camionero, Daniel Colombo Russell, al frente de la administración de los Programas Especiales de Salud (APE), desde donde manejará un presupuesto de 935 millones de pesos anuales.

Desde ese lugar, al mejor estilo Kirchner, Moyano podrá disciplinar con su propia chequera, los focos de resistencia gremial en la CGT. Una mano lava la otra.