El miedo al señor K (que a nadie enamora)
A continuación se reproduce la opinión de Raúl Acosta donde pregunta si los argentinos le temen al presidente Néstor Kirchner y donde opina “el señor K no enamora a nadie ni a nada".
Ha llegado el momento de preguntarnos, en Argentina, si le tenemos miedo al señor K. En todo caso si los argentinos tenemos miedo. Si el miedo existe será hoy al señor K, ayer a otras cosas, mañana también.Si lo que se dice es cierto el señor K decide todas las cosas del gobierno argentino y se recuerda la imagen del vicepresidente esperando, sentado frente al despacho del presidente, sin ser recibido. Eso es despotismo, feo defecto.Los desplantes públicos del señor K son conocidos. Las declaraciones de sus funcionarios, por su orden, también. Desde opositores a extranjeros de diferentes rangos. Todos los niveles han recibido insultos. Empresas internacionales, empresarios locales, políticos y hasta periodistas, aquellos que por razones ideológicas o económicas piensan y escriben distinto al pensamiento oficial.Esto es lo cierto: el pensamiento oficial abruma y, este pensamiento, el oficial, deviene del presidente, de oscuros resentimientos del pasado, justas reivindicaciones y venganzas personales. Hay poca literatura y nada de rigor científico en el presidente. No hay, por otra parte, un plan anunciado. No hay, para ser claros, nada que se sepa del mañana. Ese es el punto. ¿Hacia qué mañana se dirige Argentina? ¿Cómo será el mañana con el señor K dirigiéndonos, su mujer, la señora K, sonriendo silenciosamente y algunos funcionarios insultando a quien se cruce en su camino, camino del que nadie dice donde conduce ni que curva tomará mañana?.Conviene leer la frase anterior, si se quiere contestar a la primitiva pregunta :los argentinos, ¿tenemos miedo?. Puedo contestar tan solo por mi. Si. No es el miedo personal al chas-chas en la cola. Nada del pasado me puede quitar el señor K y tengo mas pasado que futuro. El miedo es a perder eso, el futuro, el futuro que imagino, porque algún futuro habrá pero este, con el señor K fabricándolo, no contiene disenso, discusión de ideas, ideas, dinero para la educación, libros, pensamiento libre, carne; el futuro con el señor K y su señora no contiene pasado aceptado sino en constante revisión y, digámoslo, todo postrero, inseguro y fugaz, como insiste, desde la poesía, Miguel Hernández. Seré egoísta, como corresponde a la especie. El futuro con el señor K no contiene poesía ni romanticismo y no me agrada que así suceda. El señor K no enamora a nadie ni a nada. Desde sus defectos construye, riéndose de nosotros, los normales. El señor K tiene el mas grande de los defectos: ha dejado de soñar. No canta, no ríe. Está vengándose de algo o de alguien. Y pagamos todos.
A continuación se reproduce la opinión de Raúl Acosta donde pregunta si los argentinos le temen al presidente Néstor Kirchner y donde opina “el señor K no enamora a nadie ni a nada".
Ha llegado el momento de preguntarnos, en Argentina, si le tenemos miedo al señor K. En todo caso si los argentinos tenemos miedo. Si el miedo existe será hoy al señor K, ayer a otras cosas, mañana también.Si lo que se dice es cierto el señor K decide todas las cosas del gobierno argentino y se recuerda la imagen del vicepresidente esperando, sentado frente al despacho del presidente, sin ser recibido. Eso es despotismo, feo defecto.Los desplantes públicos del señor K son conocidos. Las declaraciones de sus funcionarios, por su orden, también. Desde opositores a extranjeros de diferentes rangos. Todos los niveles han recibido insultos. Empresas internacionales, empresarios locales, políticos y hasta periodistas, aquellos que por razones ideológicas o económicas piensan y escriben distinto al pensamiento oficial.Esto es lo cierto: el pensamiento oficial abruma y, este pensamiento, el oficial, deviene del presidente, de oscuros resentimientos del pasado, justas reivindicaciones y venganzas personales. Hay poca literatura y nada de rigor científico en el presidente. No hay, por otra parte, un plan anunciado. No hay, para ser claros, nada que se sepa del mañana. Ese es el punto. ¿Hacia qué mañana se dirige Argentina? ¿Cómo será el mañana con el señor K dirigiéndonos, su mujer, la señora K, sonriendo silenciosamente y algunos funcionarios insultando a quien se cruce en su camino, camino del que nadie dice donde conduce ni que curva tomará mañana?.Conviene leer la frase anterior, si se quiere contestar a la primitiva pregunta :los argentinos, ¿tenemos miedo?. Puedo contestar tan solo por mi. Si. No es el miedo personal al chas-chas en la cola. Nada del pasado me puede quitar el señor K y tengo mas pasado que futuro. El miedo es a perder eso, el futuro, el futuro que imagino, porque algún futuro habrá pero este, con el señor K fabricándolo, no contiene disenso, discusión de ideas, ideas, dinero para la educación, libros, pensamiento libre, carne; el futuro con el señor K y su señora no contiene pasado aceptado sino en constante revisión y, digámoslo, todo postrero, inseguro y fugaz, como insiste, desde la poesía, Miguel Hernández. Seré egoísta, como corresponde a la especie. El futuro con el señor K no contiene poesía ni romanticismo y no me agrada que así suceda. El señor K no enamora a nadie ni a nada. Desde sus defectos construye, riéndose de nosotros, los normales. El señor K tiene el mas grande de los defectos: ha dejado de soñar. No canta, no ríe. Está vengándose de algo o de alguien. Y pagamos todos.
Tengo miedo.---(*) POR RAÚL ACOSTA, 10 de abril de 2006.
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